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Haimar Etxeberria, un fichaje que soñaba con ganar un mundial de trial y acabó seducido por la ruta en los entrenamientos

A comienzos de febrero de 2022 se celebraba una nueva edición de la Boucles de l’Essor francesa, una prueba en la que se impuso un exprofesional como Romain Feillu, de 38 años, y en la que debutaba en la categoría sub23 un joven guipuzcoano de Irún llamado Haimar Etxeberria. El irundarra, de familia ganadera y residencia en un caserio en un entorno privilegiado, concretó su estrenó con una destacada cuarta posición en el sprint final. “Un resultado bonito para empezar”, recuerda. “Soy muy competitivo, ganar es más complejo siempre, pero me gusta volver a la furgoneta sabiendo que he dado el 100%”.

Etxeberria ha sido una de las caras nuevas más destacadas del campo amateur, con buenas actuaciones en el calendario vasco e incluso un top10 en la Copa de España, si bien su primer año como U23 estuvo marcado también por el infortunio.  “Comencé la temporada andando muy bien, pero me rompí la muñeca en el Memorial Valenciaga y tuve que parar en un momento importante. Me dio mucha rabia entonces, claro. Luego, poco a poco, volví a un buen nivel. En la Volta a Valencia me encontré mejor. En general sí estoy contento con la temporada, he tenido buenas clasificaciones y la victoria pudo llegar cuando he dispuesto de esa opción, y he trabajado mucho en favor en los compañeros cuando tenía esas instrucciones”.

El nuevo corredor del EOLO-KOMETA sub23 es un deportista cuyos orígenes en la bicicleta no están en la ruta ni tampoco en el mountain bike. Sus raíces están en el trial. “Logré buenos resultados, gané el campeonato de Euskadi y en un mundial acabé sexto. Tenía 11 años. Mi objetivo entonces era ser campeón del mundo. Físicamente estaba más rellenito, mi caso era un poco como el de Raúl García Pierna, y eso me lastraba. Como me sobraba algo de peso, pensé que haciendo carretera podría afinar y ponerme más en forma. Así que me compré la flaca y comencé a entrenarme con ella. Aquello fue un enamoramiento. Cada vez que salía a rodar me gustaba más y acabó llegando el día en el que me dije que me iba a centrar en la ruta. La gente me decía que cómo iba a cambiarme de modalidad, en casa tampoco me creían… Pero comencé a competir en Infantiles y hasta hoy”.

El ciclista vasco se define como un corredor completo: “Subo bien, aunque hay gente mucho más escaladora que yo, y también tengo mi punta de velocidad, si bien no soy un sprinter puro. Me gustaría pensar que en pruebas que se seleccionan mucho, en grupos pequeños, puedo estar ahí como un candidato para pelear por ganar. En la contrarreloj hasta ahora también me defiendo. Como juvenil gané siete cronos, esta temporada me impuse en una…”. ¿Y qué perspectivas tienes para 2023? “Si tengo esas oportunidades, hacer un buen papel en la Copa y brillar en pruebas de casa como la Aiztondo o Santikutz… El Giro de Italia U23 es una carrera que me llama muchísimo la atención poder tener la opción de conocerlo. Y pruebas internacionales como el Trofeo Piva, el Giro del Belvedere o San Vendemiano, que creo que se pueden ajustar muy bien a mis características”.

La irrupción de la COVID-19 y la vertiginosa evolución que ha vivido el ciclismo en los cuatro últimos años acabaron aplazando la celebración del Campus de Selección que organizaba la Fundación Contador cada mes de septiembre, pero entre los participantes de la última edición física, celebrada en Zaragoza, se encontraba presente un Etxeberria entonces cadete de segundo que causó una gran impresión. “Me gustó un montón ese fin de semana, me lo pasé genial. Fue una experiencia muy bonita de la que guardo un gran recuerdo. Las actividades con los demás participantes, las charlas, los muchos momentos de diversión, la salida en bici que compartimos con Juan Pedro López… Al final el ciclismo en Gipuzkoa es un círculo muy cerrado y aquella experiencia fue una gran apertura a otras realidades”.

Durante esta temporada Etxeberria seguirá compaginando la competición y con sus estudios en un grado superior de “Mecanizado, mantenimiento y programación”. “Hice un grado medio y cuando lo acabé me matriculé en este. Este año cursaré por las tardes, de tres a ocho, y así puedo compaginar bien estudios y entrenamientos. Me gusta mucho el tema de la maquinaria, tiene su trasfondo de matemáticas y es algo que me tomo en serio porque también me ayuda a desconectar un poco de la bicicleta. Es un plan B que, quién sabe, igual algún día es un plan A. Pero un plan B que no lo hago por presión, sino por gusto. Me divierto mucho. Los profesores también nos dejan cierta libertad, nos apoyan si les proponemos trabajos diferentes. No me he animado con un cuadro, pero sí he trasteado con alguna propuesta de componentes para la bici, como piezas para rodamientos o algún eje”.

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