Héctor García
Junior

Segunda temporada para Héctor en un plantel juvenil de la Fundación Contador donde el año pasado compartió pedaladas y colores con su hermano mayor Pedro. El inicio del idilio con el ciclismo de los hermanos García Tomás tiene la misma fuente: Antonio, su padre, estaba interesado en comprarse una motocicleta y visitó varias tiendas, pero en una de ellas también vendían bicis y sus dos retoños salieron de allí con dos flamantes monturas. “Salíamos juntos mucho, nos gustó más que nada y cuando mi hermano dijo que quería competir yo también me animé un tiempo después, con doce años”, señala Héctor. En casa de los García Tomás el deporte de la bicicleta no era en absoluto un desconocido. Los dos abuelos, Pedro ambos, y también el padre Antonio, habían practicado alguna disciplina y en casa existía cierta afición, algo que también comparte su madre. “Cuando ves a tu hermano ahí, pasándoselo genial, es un aliciente para animarse y probar. Y después descubres que el ciclismo es un deporte diferente, muy bonito, que día tras día te anima a seguir dando pasos adelante y a competir”. Dentro del calendario universal, las carreas con las que más disfruta el pequeño de los García Tomás son las clásicas: “Veo de todo, me gusta ver carreras antiguas en Youtube, pero me tiran mucho las clásicas y las pruebas de un día. Yo personalmente me veo más rodador que escalador, pero tengo mucho aún por definirme y creo que tengo mucho potencial para las contrarrelojes. No tengo como tal un ciclista favorito en la actualidad, pero a Miguel Indurain lo he visto mucho y me quedo con su actuación en la célebre contrarreloj de Luxemburgo del Tour de 1992”. Al pequeño de los García Tomás también se le cuestiona sobre el momento presente del ciclismo júnior: “Hay corredores que son un prodigio, únicos, un Alejandro Valverde, pero no todos son así. Sin duda un par de años en la categoría sub23 no te pueden hacer ningún mal”. Héctor, estudiante actualmente de un grado medio de agricultura ecológica, y su hermano Pedro comparten muchos entrenamientos cuando la planificación se lo permite. El fenómeno de los hermanos ciclistas conecta con la historia misma de este deporte, pródiga en sagas familiares y lazos de sangre: “Es un apoyo mutuo, todo se hace mucho más ameno y para muchas cuestiones logísticas está genial porque facilita las cosas”.